China planea seguir el modelo de vivienda social de Singapur para poner fin a una crisis inmobiliaria de varios años que ha minado la confianza de los consumidores y lastrado el crecimiento económico. En las últimas semanas, Pekín ha centrado su política de vivienda en dos "grandes proyectos": la construcción de viviendas sociales y la renovación de barrios degradados del centro de la ciudad por valor de un billón de yuanes (125.000 millones de euros) o más, lo que equivaldría a un 0,8% del Producto Interior Bruto (PIB).
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