Cuando era pequeño, mi madre me decía "hijo, estudia y trabaja duro, y sobre todo sé honrado, que acabarás siendo recompensado" y yo le hice caso, porque mi madre, a pesar de ser cajera de supermercado, había conseguido sacar adelante ella sola a sus hijos y darles una educación, que fue prácticamente nuestra única herencia. [...] Mi madre tenía razón, si uno estudia y trabaja duro, y es honrado, acabará siendo recompensado, ¡pero no en este país!.
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