Si no se comprende y asume el propósito del yoga –que es el cuidado de la salud–, si el profesor no respeta la constitución y limitación de cada estudiante y éste no sigue las indicaciones de su maestro, dejándose llevar por el entusiasmo de una práctica exagerada, con posturas (asanas) forzadas, existe el riesgo de sufrir lesiones. Y de estos daños da buena cuenta un artículo publicado recientemente por The New York Times que ofrece una imagen poco conocida del yoga, extrema pero real.
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