Kim Seong Min posee una de esas voces radiofónicas tan especiales que parecen disociadas del cuerpo, como si formaran entes autónomos. Cadenciosa, envolvente, mansa. Reserva la aspereza para el mensaje. No vivís en el paraíso que os cuentan. En el sur hay libertad y comida. La riqueza de Kim Jong Il viene de la sangre y el sudor del pueblo.
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