No todo son malas noticias, incluso cuando se trata de decir adiós. Porque en algunas culturas los funerales son una gran celebración. La transición de la vida a la eternidad. Y la del rock tiene mucho de esto. Berri Txarrak se despidió ayer de Bilbao con un macroconcierto en Kobetamendi. Una fiesta en toda regla que empezó mucho antes de que el trío saliese a escena. El grupo euskaldun más internacional del momento aprovechó las instalaciones del BBK Live para organizar su propio festival ante 20.000 seguidores.
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