Dos mundos frente a frente. Por un lado, el imperio otomano, dispuesto a conquistar los pueblos del Mediterráneo. Y, por otro, la Santa Liga, formada por reinos cristianos prestos a defenderse del avance turco. Nunca, en un espacio geográfico tan pequeño, se enfrentaron tantos hombres y murieron tantas almas. Fue la batalla más grande de todos los tiempos. Y, seguramente, la que decidió cómo serían los tiempos posteriores… hasta hoy. Felipe II y las tropas españolas fueron decisivas. Por: Bruno Cardeñosa y Alberto de Frutos.
|
etiquetas: historia , batalla naval