Es barato y resistente, no requiere de mucha agua, crece rápido y es inmensamente fuerte. Además, el bambú tiene una alta capacidad de absorber dióxido de carbono, lo que lo convierte en un aliado para mitigar los efectos del calentamiento global. La fibra del bambú es de gran utilidad en la construcción de viviendas por ser flexible, lo que la convierte en un material capaz de resistir desastres naturales como ciclones, terremotos y tormentas.
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