Sus objetivos los tiene tan claros que no reparará en las consecuencias de sus actos con tal de lograrlos, a costa de los demás si es preciso. Su frialdad al afrontar los problemas proviene de su capacidad para no dejarse llevar por un miedo que ni siquiera siente. Siempre decide a su favor. Cuando ha llegado a la cima, vemos tras él un reguero de dolor cuya causa es su falta de remordimientos.
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