Desde 2016, cuando los extremistas empezaron una oleada de ataques violentos contra el colectivo, que acabaron con la vida de los principales responsables de BoB, ya son pocos los que intentan hacer resurgir el activismo de sus cenizas. Los que siguen están tomando importantes medidas de seguridad física y online. El Gobierno les tiene el ojo echado y les persigue siempre que tiene la oportunidad de hacerlo, para contentar al sector más conservador antes de las elecciones generales que se celebran este 30 de diciembre.
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