No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” es un adagio utilizado frecuentemente para hablar de la pérdida amorosa, pero que parece ideado para referirse a algo al menos tan importante en nuestras vidas como el amor: las persianas. “Joder que si las echo de menos”, me cuenta Raúl Ávila, un ingeniero informático de 37 años que lleva un lustro viviendo en Londres.
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