Una lectura muy lenta y trabajosa, dificultades para aprender secuencias como el abecedario o las tablas de multiplicar, o hacer muchas faltas de ortografía con respecto a los compañeros de clase son algunos de los indicadores de alerta que pueden conducir a un diagnóstico de dislexia, un trastorno del aprendizaje con un alto componente hereditario que se estima que afecta a entre el 5% y el 17% de la población mundial. Por lo menos en cada aula hay un niño con este trastorno que, aunque no tiene cura, sí que puede mejorar...
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