Al mismo tiempo que entraba el nuevo milenio un ‘gadget’ de apenas 7 euros se agotaba en todo el territorio germano. Más de dos millones de unidades vendidas en los supermercados alemanes revolucionaron el mercado y pusieron el foco en una costumbre genuinamente enraizada entre germanos. Se trataba de un sencillo aparato que se colocaba en el váter y que se activaba al levantar la tapa. La voz del por entonces Canciller Gerhard Schröeder recordaba al usuario: “Hey,... mear de pie no está permitido aquí y será castigado con multa..."
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