No van a "reevangelizar España", como pidió Ratzinger, esos hombres célibes vestidos con bordados y sedas que mantienen apartadas a las mujeres, que pretenden dominar nuestras vidas y que alardean impúdicamente de su pompa y poder: el Evangelio trata de todo lo contrario. A Cristo le espantaría ese mundo lujoso, cerrado y viciado que es el Vaticano, y a mucha gente común también.
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