Mohamed Said Badaoui lleva 30 años en Catalunya. También fundó la Asociación para la defensa de los derechos de la comunidad musulmana . Sin embargo ve cómo la vida y el activismo penden de un hilo tras recibir una orden de expulsión. Tanto él como los colectivos e instituciones que le apoyan denuncian que es un caso de islamofobia institucional y un castigo por luchar por los derechos de la comunidad musulmana. Más de 1.200 entidades, académicos y figuras políticas suman fuerzas para denunciar lo que consideran racismo institucional
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