El abogado del Estado, como presunto delincuente o indisciplinado, incompatible o sancionable por faltas deontoógicas, ha sido poco estudiado, y muy rara vez denunciado. Se recuerdan las condenas de los abogados del Estado Mario Conde, Arturo Romaní y Juan José Folchi, pero se ha prestado muy poca atención a las sanciones disciplinarias y multas. El Abogado General del Estado, Joaquín de Fuentes Bardají, aparecía como ejerciente en las listas colegiales, dando lugar a un escándalo del que se publicaron numerosas noticias. Poco ejemplar parece.
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