Así que, en un resumen resumidísimo, ni la legalización acaba con el tráfico ni la abolición termina con el tráfico ni la prostitución. Que la legalización no es necesariamente el paradigma que más beneficia económicamente a las prostitutas (por eso muchas de ellas abogan por la despenalización y no por la legalización) pero que sí aporta una serie de derechos laborales a las trabajadoras del país en el que tiene lugar la legalización. Y que aunque esto deja fuera a la mayoría de trabajadoras sexuales de ricos países europeos, es más de lo que
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