La revuelta comenzó en la casa donde vivía la joven con su hermana Carmen y su padre José Agustín, un oficial mambí de la Guerra de los Diez Años condenado al destierro por sus luchas independentistas. La noche del 26 de julio de 1896, el Jefe militar de la isla, coronel José Bérriz, aprovechó que había ordenado internar al padre de Evangelina en la prisión, para forzar la puerta y tratar de seducirla. A los gritos de ella acudieron los vecinos, que eran también desterrados, y apresaron al oficial.