Cuenta la mitología griega que Dirce, soberana de Tebas, era conocida por su cruel trato hacia Antíope, una mujer que, cómo no, en el pasado había sido seducida por Zeus. Dirce, celosa y vengativa, ordenó castigar a Antíope hasta que esta logró escapar y buscó refugio con sus hijos, Anfión y Zeto, quienes desconocían su parentesco con ella. Al descubrir la verdad, los hermanos vengaron el sufrimiento de su madre: capturaron a Dirce y la ataron a los cuernos de un toro salvaje, que en su furia arrastró a la reina salvajemente hasta matarla.