Podría ser el mejor lanzador de cuchillos del circo, pero se duerme mejor siendo payaso.
Fake. Manuel Albero.
Muchos lo niegan, pero un termómetro averiado, que marca cinco grados más de los que hay en realidad, ¡genera calor!
Joseph Goebbels. 1928
Fuerte es aquel que desde el presente configura el pasado y forja el futuro. Débil es quien sigue el camino contrario.
Heliópolis. Ernst Jünger.
No basta con amar a la Humanidad. Además, hay que saber soportar a los hombres.
Archipiélago Gulag. Alexandr Solzhenitsyn
Los mortales se atreven, ¡Ay!, siempre a culpar a los dioses porque dicen que todos sus males nosotros les damos, y son ellos que, con sus locuras, se atraen infortunios que el Destino jamás decretó.
Odisea (Canto I)-Homero
Es en el momento de empezar cuando hay que cuidar atentamente que los equilibrios queden establecidos de la manera más exacta. Escribo esto bajo una fuerte tensión mental, ya que cuando llegue la noche habré dejado de existir. Es posible que yo ya tuviera entonces cierto presentimiento de mi futuro. Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación. Todo esto sucedió, más o menos. Dormíamos en lo que, en otros tiempos, había sido el gimnasio. La cárcel es profunda y de piedra; su forma, la de un hemisferio casi perfecto, si bien el piso (que también es de piedra) es algo menor que un círculo máximo, hecho que agrava de algún modo los sentimientos de opresión y de vastedad. Un edificio gris, achaparrado, de sólo treinta y cuatro plantas. El sol se alzó lentamente, como si no estuviera seguro de que el esfuerzo valiera la pena. Cuando un día que usted sabe que es miércoles comienza como si fuese domingo, algo anda muy mal en alguna parte. Era un día luminoso y frío de abril y los relojes daban las trece. Después de lo que me pareció una eternidad, todo llegaba a su conclusión. ¿Y ahora qué pasa, eh? —Es una herejía —me dijo—. Había una mano en la oscuridad, y esa mano sostenía un puñal, cuyo mango era de brillante hueso negro, y la hoja, más afilada y precisa que una navaja de afeitar. Más temprano o más tarde, tenía que suceder. Pronto habría demasiado calor.
Varios autores
Remendado con únicamente las frases iniciales, una detrás de otra, de:
-Dune de Frank Herbert
-Dagon de H.P. Lovecraft
-La sombra del torturador de Gene Wolfe
-La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin
-Matadero Cinco de Kurt Vonnegut
-El cuento de la criada de Margaret Atwood
-La escritura del dios de Jorge Luís Borges
-Un mundo feliz de Aldous Huxley
-La luz fantástica de Terry Pratchett
-El día de los trífidos de John Wyndham
-1984 de George Orwell
-Los nueve príncipes de Ámbar de Roger Zelazny
-La naranja mecánica de Anthony Burgess
-El camino de la Cruz y el Dragón de G.R.R. Martin
-El libro del cementerio de Neil Gaiman
-Cita con Rama de Arthur C. Clarke
-El mundo sumergido de J.G.Ballard
El pluscuampresente es el tiempo en que se describe la tortura.
El señor Malaussene. Daniel Pennac.
También combatimos por la felicidad que no conocemos pero sabemos que llegará. Por las chicas que no conocemos, por las viñas que aún no hemos plantado y el vino que nos darán. Porque sea nuestro ese vino. Por los amigos con los que lo beberemos. Por las tumbas de nuestros padres. Por los dientes de nuestros hijos. Por las tierras que no hemos visto pero que saben que serán nuestras... Por mandar en vez de ser mandados. Por eso combatimos.
El regreso. Bernhard Schlink.
Si la carne se convierte en hierba, habrá llegado entonces el reino del Segador.
De la letra de "Ein Deutsches Requiem". Brahms
En el socialismo, los medios de producción pertenecen al Estado, y el Estado pertenece a los burócratas.
La tercera ola. Alvin Toffler
Instantpress, boletín de urgencia, Masurai 120608: Fuerzas de la muy leal Policía Interior del Imperio desarticulan una célula activista del Frente Macrobiótico de Liberación. Los terroristas poseían numerosos pisos francos distribuidos por la Capital Imperial, ha declarado el Ministro de Interior y Buenas Costumbres en una rueda de prensa celebrada esta mañana en la sede del Ministerio para la Represión del Terrorismo. «No sé de qué se quejan, añadió el Señor Ministro, las salchichas imperiales, excelso puntal de nuestra afamada gastronomía, son una delicia para el paladar». (Noticia ofrecida por gentileza de «Chacinerías Imperiales», proveedores del Comedor Imperial desde hace diez generaciones).
Jaime Rosal del Castillo, «Terminal Masurai.»
Si se enfrentan varias teoría o escuelas científicas, sobre todo en los campos donde es muy difícil demostrar quién tiene razón, triunfará siempre aquella teoría que permita publicar muchos artículos académicos con muy poco esfuerzo.
La otra, la que requiere más trabajo, siempre será considerada errónea, salvo evidencia apabullante. O aún con ella.
Masa crítica. Philip Ball
Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.
Alfonsina Storni
Pues, señores, no me gusta la mujer francesa. Es decir, á un hombre orgánicamente ecuánime y bien ponderado, le gusta siempre la mujer. Por lo demás, yo no quiero aludir en esta croniquilla volandera á la francesa distinguida y excepcional. La respeto y la ensalzo. Yo hablo de la mujer que forma gleba, muchedumbre, la que se ve á cada momento.
No. Llega un instante á los pocos días de hallarse en París en que la mujer no impresiona. Hace tal derroche, tan estupenda prodigalidad de sus piernas, de sus escotes, de sus líneas, de su gesto, que acaba por fatigar, como empalaga el escaparate de una confitería. Y luego, ¡es tan artificial y tan fría, tan calculadora, tan lejos de toda ingenuidad y candor femeninos!.
Un pie grande; una pierna delgada que se ve hasta más allá de las ligas negras; un vestido sin personalidad, por constituir con otros la vulgaridad de lo estrafalario; unos bracitos largos y huesudos; un pescuecito de azucena; una boca pintada de rojo; unos ojos pintados de negro; unas mejillas embadurnadas también; y arriba, sobre un pelucón rubio, una pluma larga que se menea como airón absurdo. Y así una, diez, cien, mil, un millón, idénticas, solas, varoniles, fumando, subiendo al autobús de un brinco, sorbiendo por la pajita un helado en la puerta del café, y enseñando unas piernas que ya nadie contempla. Señores, yo adoro á nuestras muchachas modositas, que se ponen coloradas cuando se les adivina el tobillo, y que hacen de un beso la trinchera más deliciosa y fuerte de su pudor castellano.
Porque, además, esto no resuelve problema alguno. Ni siquiera el de la orgía. Yo, francamente, encontraría un poco terrible irme de holgorio con estas mujeres que fuman, beben, andan solas, saben hablar por teléfono, no se asustan de las cucarachas y enseñan las ligas como uno podría enseñar los calzoncillos. No hay nada que asaltar, no hay nada que vencer. Es irse con un amigo que lleva faldas y un airón.
Señores, hasta por sensualidad, y no hablemos por dignidad y por instinto de conservación ¡vivan las mujercitas honradas, pueriles, soñadoras y buenas de Carcajente o de Simancas!.
LUIS ANTON DEL OLMET - El triunfo de Alemania - 1915
BIBLIOTECA NACIONAL
FACSIMIL PDF:
bdh.bne.es/bnesearch/CompleteSearch.do?showYearItems=&advanced=&am
EPUB:
bdh-rd.bne.es/high.raw?id=0000188201&name=00000001.epub&attach
24 Los psicólogos usan el término "socialización" para designar el proceso por el cual los niños son educados para pensar y actuar de la manera que la sociedad demanda. Se dice que una persona está bien socializada si conoce y obedece el código moral de su sociedad, y encaja correctamente como parte del funcionamiento de ésta. Puede parecer absurdo decir que muchos izquierdista están sobresocializados, ya que el izquierdista es percibido a menudo como un rebelde. Sin embargo, esta idea sigue siendo perfectamente defendible, puesto que muchos izquierdistas no son tan rebeldes como parecen.
25 El código moral de nuestra sociedad es tan exigente que nadie puede pensar, sentir y actuar de una forma completamente acorde a las normas. Por ejemplo, se supone que no podemos odiar a nadie, pero sin embargo, casi todo el mundo odia a alguien alguna vez, lo reconozca ante sí mismo o no. Alguna gente está tan altamente socializada que intenta pensar, sentir y actuar siempre de acuerdo con las normas sociales, imponiéndose una severa carga. Con el objeto de eludir los sentimientos de culpa, esas personas tienen que engañarse a sí mismas continuamente sobre sus propias motivaciones y encontrar explicaciones morales para sentimientos y acciones que en realidad no tienen nada de moral. Usamos el término sobresocializado para describir a tales personas. Durante el periodo victoriano mucha gente sobresocializada sufrió serios problemas psicológicos como resultado de reprimir sus sentimientos sexuales. Freud, aparentemente, basa sus teorías en gente de este tipo. Hoy en día el foco de la socialización se ha trasladado del sexo a la agresión.
26. La sobresocialización puede conducir a baja autoestima, sentimientos de impotencia, derrotismo, sentimientos de culpa, etc. Uno de los métodos más habituales con los que nuestra sociedad socializa a los niños es haciéndolos sentir avergonzados de su comportamiento o de su modo de hablar, porque son contrarios a las normas sociales. Si se utiliza en exceso ese mecanismo, o si un chico en particular es especialmente sensible a esa clase de sentimientos, acaba por sentirse avergonzado de sí mismo. Además el pensamiento y el comportamiento de la persona sobresocializada están más restringidos por lo que la sociedad espera de ellos de lo que lo están los de las personas sólo levemente socializadas. La mayoría de las personas actúan de un modo deliberado y consciente contra las normas. Mienten, cometen robos, violan las normas de tráfico, holgazanean en el trabajo, odian a alguien, dicen cosas malintencionadas o usan trucos para aprovecharse de los demás. La persona sobresocializada no puede hacer estas cosas, o si las hace, le generan un desmesurado sentimiento de vergüenza y autoaborrecimiento. La persona sobresocializada incluso no puede experimentar, sin culpabilidad, pensamientos o sentimientos que son contrarios a la moralidad aceptada; no puede tener ideas "impuras". Y la socialización no es sólo un problema de moralidad; estamos socializados para cumplir con otras muchas normas de comportamiento que no tienen nada que ver con el concepto de moralidad. Así, la persona sobresocializada se encuentra atada con una correa psicológica y pasa su vida moviéndose constreñida por los raíles que la sociedad ha tendido para ella. En mucha gente sobresocializada esto se convierte en un sentimiento de coacción e impotencia que puede causar un gran sufrimiento psicológico. En nuestra opinión, la sobresocialización está entre las crueldades más graves que los seres humanos se infligen unos a otros.
27 Afirmamos que un segmento muy importante e influyente de la izquierda moderna está sobresocializado y que su sobresocialización es de gran importancia a la hora de determinar la dirección del izquierdismo moderno. Los izquierdistas del tipo sobresocializado tienden a ser intelectuales o miembros de la clase media alta. Nótese que los intelectuales universitarios, sin incluir necesariamente a los especialistas en ingeniería o las ciencias “puras”, constituyen el segmento más altamente socializado de nuestra sociedad y el ala más izquierdista.
28 El izquierdista del tipo sobresocializado trata de huir de sus ataduras psicológicas y reafirmar su autonomía rebelándose contra la sociedad. Pero normalmente no es lo bastante fuerte como para rebelarse contra los valores más básicos de la sociedad. Generalmente hablando, los objetivos de los izquierdistas de hoy NO están en conflicto con la moral establecida. Antes bien, la izquierda toma como base la moral establecida, la adapta a su manera y entonces acusa a la corriente mayoritaria de la sociedad de violar ese principio. Ejemplos: igualdad racial, igualdad de los sexos, ayudar a los pobres, la paz como opuesto a la guerra, pacifistas, libertad de expresión, buen trato a los animales, etc. Y de manera fundamental: la obligación de la persona de servir a la sociedad y la obligación de la sociedad de hacerse cargo de la persona. Todos estos han sido valores profundamente arraigados de nuestra sociedad (o al menos por mucho tiempo de su clase media y alta). Hay bastantes personas de la clase media y alta que se resisten a algunos de estos valores, pero normalmente tratan de ocultar esta resistencia, que también aparece muy limitada en los medios de masas. El principal impulso de la propaganda en nuestra sociedad es en favor de los valores mayoritarios y esto es así porque estos valores le son útiles al sistema industrial. La violencia se desaprueba porque transtorna el funcionamiento del sistema. El racismo se desaprueba porque los conflictos étnicos también lo transtornan, y la discriminación malgasta el talento de los miembros de un grupo minoritario que pueden ser útiles para el sistema. La pobreza debe ser "subsanada" porque la clase baja causa problemas al sistema y el contacto con ellas rebaja la moral de las otras clases. Las mujeres son animadas a tener carreras porque su talento es valioso para el sistema y, aún más importante, con trabajos regulares las mujeres están mejor integradas en el sistema y se vinculan más a este que a sus familias. Esto ayuda a debilitar la solidaridad familiar. (Los líderes del sistema dicen que quieren fortalecer la familia, pero lo que realmente quieren decir es que necesitan a las familias como herramienta para socializar a los hijos de acuerdo con sus necesidades. Razonamos en los párrafos 51, 52 que el sistema no puede permitir a la familia o a otro grupo social de pequeña escala ser fuerte y autónomo). Estos valores son explícita o implícitamente expresados en gran parte del material ofrecido por los medios de comunicación mayoritarios y por el sistema educativo. Los izquierdistas, especialmente los del tipo sobresocializado, normalmente no se rebelan contra estos principios, sino que justifican su hostilidad a la sociedad afirmando (con algún grado de verdad) que la sociedad está abandonando estos valores.
29. He aquí una ilustración de la manera en como el izquierdista sobresocializado muestra su adhesión real a las actitudes convencionales de nuestra sociedad, mientras pretende estar en rebelión contra ellas. Muchos promueven acciones contundentes para promover a la gente negra dentro de los trabajos prestigiosos, para mejorar la educación en los colegios negros e invertir más dinero en tales colegios; la forma de vida de la "clase baja" negra la perciben como una desgracia social. Quieren integrar al hombre negro dentro del sistema, hacer de él un ejecutivo de negocios, un juez, un científico, o cualquier cosa equivalente a lo que hace la gente blanca de clase medio alta. Responderán que la última cosa que quieren es hacer del hombre negro una copia del hombre blanco; en vez de eso, afirmarán que desean preservar la cultura afroamericana. ¿Pero en qué consiste esta preservación? Puede consistir simplemente en comer el estilo de comida negra, escuchar música negra, vestir ropa al estilo negro e ir a una iglesia o mezquita negras. En otras palabras, sólo aprobarán que esa cultura se expresa en sus formas superficiales. En todos los aspectos ESENCIALES, estos izquierdistas del tipo sobresocializado quieren en realidad amoldar al hombre negro a los ideales de clase media del hombre blanco. Quieren hacer al padre negro "responsable", quieren que las bandas negras se vuelvan no violentas, etc. Pero estos son exactamente los valores del sistema tecnológico-industrial. Al sistema le da absolutamente igual la clase de música que un hombre escucha, qué clase de ropa lleva o en qué religión cree, mientras estudie en el colegio, tenga un trabajo respetable, ascienda la escala social, sea un padre "responsable", sea no violento y así sucesivamente. En la realidad, el izquierdista sobresocializado, aparentemente rebelde, quiere integrar al hombre negro en el sistema y hacer que adopte sus valores.
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Dicen que el pintor Apeles fue reprendido por un zapatero, por mantener una manija en el zapato por dentro de menos. Al día siguiente el mismo zapatero, muy orgulloso del éxito de su comentario de ayer, y de que se corrigiese el error, comenzó a criticar la pierna. Apeles, indignado, se presentó, exclamando que no tenía nada más que criticar un zapatero más arriba del calzado, que también quedó como proverbio, en latín : Ne supra crepidam sutor judicaret «El zapatero no debe juzgar más arriba de las sandalias» (Zapatero, a tus zapatos).
Plinio el Viejo, hablando del pintor Apeles.
www.historia-del-arte-erotico.com/Plinio_el_viejo/libro35.htm
Una vez, en la noche medieval, el vampiro había sido muy poderoso, y enormemente temido. Se lo había considerado anatema, y todavía lo era. La sociedad lo perseguía sin descanso.
Pero ¿son sus necesidades más sorprendentes que las necesidades de otros animales y hombres? ¿Son sus actos más horribles que los actos del padre que secó el espíritu de su hijo? Puede que el vampiro tenga un ritmo cardíaco más rápido y el pelo revuelto. Pero, ¿es peor que el padre que dio a la sociedad un hijo neurótico que se convirtió en político? ¿Es peor que el fabricante que creó una fundación con el dinero que hizo vendiendo bombas y cañones a nacionalistas suicidas? ¿Es peor que el destilador que dio licor adulterado para atontar más aún los cerebros de aquellos que, sobrios, son incapaces de pensar con propiedad? No, pido perdón por esta calumnia; ataco la bebida que me alimenta. Entonces, ¿es peor que el editor que llena las estanterías de deseos de muerte y lujuria? Realmente, mira en tu alma, ¿es el vampiro tan malo?
Sólo bebe sangre.
Me pregunto si no seré una de esas personas que conciben a su conveniencia los diversos fenómenos del mundo, las cosas y la existencia. No es porque posea un carácter acomodaticio —aunque reconozco que cierta tendencia al respecto sí la tengo, claro está—, sino porque múltiples ejemplos en este mundo me han demostrado que una aproximación ecléctica a las cosas nos acerca más a la comprensión de su esencia que una interpretación ortodoxa de las mismas.
Decidamos, por ejemplo, que la Tierra no es un cuerpo esférico sino una enorme mesa de café. ¿Nos causa eso algún inconveniente en el plano de la vida cotidiana? Evidentemente, éste es un caso extremo y no se trata de ir cambiándolo todo a nuestro capricho. Sin embargo, la concepción arbitraria según la cual la Tierra es una enorme mesa de café eliminaría de un plumazo la infinidad de pequeños problemas —sin ir más lejos, la fuerza de gravedad, las líneas de demarcación horaria o el ecuador, entre otras futilidades— derivados de la condición esférica del globo terráqueo. Porque, a una persona normal y corriente, ¿cuántas veces va a preocuparle a lo largo de su vida la línea del ecuador?
Por ese motivo intento, en lo posible, tomarme las cosas como me convienen. Lo que yo pienso es que el mundo está constituido de forma que contiene varias —o, para decirlo sin ambages, infinitas— posibilidades. Y la elección entre éstas reside, hasta cierto punto, en cada uno de los individuos que lo componen. Lo que llamamos «mundo» es una enorme mesa de café producto de un compendio de posibilidades.
- Haruki Murakami, El fin del Mundo y un despiadado País de las MaravillasCuando una conversación es banal, es preferible ser idiota para jugar con ventaja.
-Frase de mi padre, filósofo a su manera-
¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos ?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.
Julio Cortázar
— ¡Mírate, Winters! —le gritó, mientras se lo lanzaba a las manos.
Y Winters miró.
Vio el rostro que casi había olvidado, su rostro cuando era joven. La nariz era más carnosa; los ojos, más brillantes y distintos en alguna forma vaga. Aquí y allá quedaban unas cuantas líneas: las marcas de la experiencia, que nunca serían borradas. Contempló incrédulo el oscuro cabello, el grueso cuello; palpó los firmes y redondeados músculos de sus brazos. Miró interrogativamente los rostros divertidos de los cuatro. Un escalofrío de esperanza, tan vago que apenas podía definirlo, corrió a través de él. ¿Qué es lo que Ponceón había dicho sobre la inmortalidad? Se humedeció los secos labios.
—Es... ¿Me hiciste... inmortal?
Ponceón rio en voz alta.
—Mejor que eso, Winters. ¡Te hicimos joven!
— ¿Pero cómo? ¿Qué medios pudiste emplear?
—Es sencillo. Incluso en tus tiempos hubiese resultado sencillo, tedioso de desarrollar, pero simple teóricamente. Hibridamos tus células.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Entiendes algo de biología?
—En mis tiempos sí. Lo que se conocía en mi siglo.
—Entonces sabrás que una raza de células o cualquier tipo de vida protoplasmática tiende a adelgazar y morir después de un cierto tiempo. Usualmente es acompañado o medido por la cantidad de materia inorgánica en el contenido físico. También sabrás (es un principio antiguo) que infundir nueva vida en la vieja consiste en producir una nueva raza híbrida, una raza joven con un ciclo completo de vida ante sí.
Winters frunció el ceño reflexivamente. Después asintió.
—En el cuerpo hay doscientas setenta especies de células, de tipos suficientemente diferenciados como para soportar una clasificación sistemática. En este laboratorio tenemos cultivos de cada una de ellas creciendo en tubos de ensayo. Todo lo que hicimos contigo y con Pondero fue insertar en el lugar adecuado de vuestros cuerpos una pequeña partícula de cada uno de los doscientos setenta tipos de estructura celular. La naturaleza ha hecho el resto y todo tu cuerpo está ahora cubierto de nuevas células frescas y vigorosas. ¡Te dije que era sencillo!
Y pasó al punto a un clima más fresco.
—Cowper
Keats sucumbió a una crítica. ¿Quién murió de una Andrómaca?. ¡Almas innobles! El duque de l'Omelette pereció de un verderón. L'historie en est brève. ¡Ayúdame, espíritu de Apicio!
Una jaula de oro llevó al pequeño vagabundo alado, enamorado, derretido, indolente, desde su hogar en el lejano Perú a la Chaussée d'Antin; de su regia dueña, La Bellísima, al duque de l'Omelette; y seis pares del reino transportaron el dichoso pájaro.
Aquella noche el duque debía cenar a solas. En la intimidad de su despacho reclinábase lánguidamente sobre aquella otomana por la cual había sacrificado su Lealtad al pujar más que su rey en la subasta... la famosa otomana de Cadêt.
El duque hunde el rostro en la almohada. ¡Suena el reloj! Incapaz de contener sus sentimientos, su Gracia come una aceituna. En ese instante ábrese la puerta a los dulces sones de una música y, ¡oh maravilla!, el más delicado de los pájaros aparece ante el más enamorado de los hombres. Pero, ¿qué inexpresable espanto se difunde en las facciones del duque? «Horreur! —chien! —Baptiste! —l'oiseau! ah, bon Dieu! cet oiseau modeste que tu as deshabillé de ses plumes, et que tu as servi sans papier!» Seria superfluo agregar nada: el duque expira en un paroxismo de asco.
—¡Ja, ja, ja! —dijo su Gracia, tres días después de su fallecimiento.
—¡Je, je, je! —repuso suavemente el diablo, enderezándose con un aire de hauteur.
—Vamos, supongo que esto no es en serio —observó de l'Omelette—. He pecado, c'est vrai, pero, querido señor... ¡supongo que no tendrá la intención de llevar a la práctica tan bárbaras amenazas!
—¿Tan qué? —dijo su Majestad—. ¡Vamos, señor, desnúdese!
Hace unos años, en un campamento, hubo un grupo de jóvenes que, durante una excusión, se perdió. Tras varias horas perdidos, encontraron a un hombre solitario: llevaba un hacha a la espalda y no les daba buena espina pero, desesperados, le preguntaron cómo se llegaba al pueblo. A pesar de la primera impresión, el hombre resultó ser supergradable: les dijo que se llamaba Yoduloso y les acompañó hasta el pueblo, donde se despidió. Antes, se hizo una foto junto a los jóvenes.
El grupo de jóvenes contó en el pueblo que el hombre que los había llevado hasta allí se llamaba Yoduloso, pero los vecinos de la localidad dijeron que aquello era imposible. El único Yoduloso que había habido en el pueblo falleció hace más de 100 años, y murió de una forma horrible: un grupo de niños jugaba a la pelota y se le escapó, y Yoduloso fue a por ella. Llevaba un hacha en la mano y tuvo la mala suerte de tropezar y cortarse su propia pierna. Murió desangrado.
Los jóvenes escucharon incrédulos y pensaron que, incluso a pesar de las coincidencias del nombre y de que aquel señor también llevaba un hacha, era imposible que se trata de la misma persona. Sin embargo, cuando revelaron aquella foto que se habían hecho al llegar al pueblo, se percataron de algo que les hizo cambiar de parecer: Yoduloso había desaparecido de la fotografía.
"Mientras la banda, compuesta por 12 músicos del gueto de Varsovia, tocaba música clásica a un ritmo acelerado, llegaba un nuevo convoy, compuesto mayoritariamente por judíos checoslovacos, casi todos ancianos, mujeres y niños (...) los guardias SS y los ucranianos golpeaban sin piedad a los que bajaban del tren, independientemente de su edad o sexo, obligándolos a desnudarse con temperaturas de menos 20 grados. La escena era dantesca: ancianas, mujeres y niños desnudos, llorando y corriendo desorientados mientras la música no dejaba de sonar.
Satov, el jefe de los kapos, que había perdido esa mañana a su padre, lloraba de angustia mientras restallaba el látigo para aligerar el paso de la cola. En menos de 20 minutos, separaron a los ancianos de las mujeres y los niños. En 40 minutos aproximadamente unos 1000 ancianos fueron gaseados. En los siguientes 40 minutos gasearon a mujeres y niños, la otra mitad del convoy. (...) Para la hora de comer, 3 horas después de la llegada del convoy, los 2000 judíos habían sido desdentados (el comando de dentistas arrancaba las piezas de oro a los adultos), desnudados, rapados (por el comando de peluqueros), gaseados y quemados.
Hassler, jefe del campo 2, entendió ese día algo que aceleró enormemente el trabajo de exterminio del campo (...), y es que no tenía sentido extraer las piezas de oro a los judíos antes de gasearlos (vivos) pues eso, además de enlentecer enormemente la cola de entrada a las cámaras de gas, provocaba forcejeos y gritos espeluznantes que angustiaban aún más a las colas adyacentes, retrasando el ritmo de entrada. A partir de aquel día, el comando de dentistas comenzó a actuar en el campo 2, sobre los cadáveres.
El rabino Mistikevitz, que ejercía de obligado dentista por su fortaleza física, acabó volviéndose loco y no dejaba de repetir: "Dios no existe, Dios no existe", mientras extraía los dientes a los muertos. Miskievitz me hizo recordar aquella inscripción que un soldado ruso encontró tras la liberación de Mathausen, tallada sobre madera en las literas del campo 2 por un judío húngaro: "Si hay Dios, tendrá que pedirme perdón".
Jean Francoise Steiner, "Treblinka"
menéame