Con frecuencia, en el imaginario contemporáneo, la Edad Media se ha asociado a un periodo oscuro, dominado por la barbarie, la ignorancia o las guerras. Del mismo modo, también se ha instalado la idea de que las mujeres vivieron oprimidas, eclipsadas por las figuras masculinas o limitadas de libertades a la hora de tomar decisiones. Se presupone, desde nuestro siglo XXI, su poca preparación intelectual, su discriminación social, su silencio y su invisibilidad.