Le tomo el título prestado a Juan Abreu, que me lo sabrá perdonar. Aunque nos separan muchas diferencias, la coincidencia que mantengo con ese autor reside, mayormente, en señalar la falta de voluntad de Europa como causa principal de nuestro declive. Pero diré más: si Europa se vuelve irrelevante es precisamente por su voluntad de serlo, de no meterse en líos, de creer en un mundo líquido, de proyectos líquidos, donde nada tiene realmente importancia y nosotros mantenemos nuestro lugar puntero por el simple hecho de ser una …
|
etiquetas: artículo