El presidente de EE.UU. pareció reconocer ayer que su tiempo se acaba pero subrayó que el de Teherán también. Ante las referencias del presidente Ahmadineyad a sus últimos meses, George W. Bush advirtió que aunque su «opción de preferencia» es una negociación diplomática, la obstinación nuclear iraní hace mantener «todas las opciones abiertas», y, de entrada, podría deparar nuevas sanciones al régimen islamista. La canciller de Alemania objetó, clara pero elegantemente, a su lado, apostando sus «esperanzas firmes a la negociación diplomática"