¿Por qué? ¿Por qué? Porque eres hijo de la resignación y nieto de la envidia, porque no había más remedio, porque no somos nada, porque qué le vamos a hacer. Porque no hay rencor de clase como el rencor a la clase propia, porque te azora tu infancia, te avergüenza tu padre y te abochorna tu abuelo, porque saliste de la nada para acabar en la nada, pasando por la nada y aspirando a la nada. Porque fuiste vicedelegado del parvulario, vicedefensa central del equipo de tu barrio, vicesecretario de la …