Era el día de Todos los Santos.Perros, caballos y otros animales empezaron a correr, huyendo, pero de qué. Pasaban al lado de las personas que se encontraban en ese momento en la calle sin saber qué les ocurría.¿Se habían vuelto locos? No,estaban asustados, aterrorizados por presentir la muerte. Fueron los primeros en advertir el peligro que se cernía sobre ellos, un terremoto que sería recordado durante siglos. En el recién estrenado teatro de la ópera, inaugurado seis meses antes, comenzaron a temblar sus cimientos hasta que se vino abajo.