El 15-M ha fracasado como vehículo del malestar colectivo y el ‘cabreo’ de los españoles empieza a sectorizarse. Fuera de las estructuras ‘gremiales’ quedan el grueso de los ciudadanos: toneladas de indignación se consumen improductivamente faltas de un cauce por el que expresarse. Una vuelta al punto cero que coloca a la Spanishrevolution en una crisis sistémica que la obliga enfrentar preguntas fundamentales. De la respuesta valiente a esas cuestiones dependerá que los indignados triunfen o que su ‘revolución’ naufrague.
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