(...) La publicidad hace soportable la falta de espacio, el estrés, el ruido, la contaminación y la carga económica que supone un coche. Organiza colectivamente a la ciudadanía a usarlo y a ser reticente a cualquier cambio de modelo de transporte, que interpretará como una merma de las cualidades con las que asocia su automóvil. Las campañas de los grupos ecologistas o los intentos de las administraciones de restringir el tráfico chocarán siempre con una ciudadanía seducida por la publicidad.
|
etiquetas: publicidad , coches , espacio , estrés , ruido , ciudades , firma