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Y deja que te mate

Mafalda iba por la vida como una funambulista, con un pie dentro y otro fuera. Siempre por el lado salvaje de la vida. Muy Lou Reed. Enamorarse de Mafalda era algo inevitable. Tenía seis balas en el tambor de ese revólver que tenía por alma y todos mis amigos y yo fuimos cayendo como moscas.

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