Salí temprano de casa. El sol saludaba desde el este, apenas calentaba, pero ver el sol por la mañana ya me anima. Llegué a la oficina y aparqué casi en la puerta. ¡Qué suerte! A ver si va a ser verdad eso de que a quien madruga, $deity le ayuda. Bajé del coche casi sonriendo. Que yo soy una persona seria, no soy de ir por ahí sonriendo porque sí. Se me cayeron las llaves al suelo. Me agaché a recogerlas y debajo de una rueda de mi coche vi un papelito marrón. ¡Hostia puta! ¡Un billete de cincuenta euros sin padre que le quiera!
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