Me sorprende que la creencia en la existencia de Dios sea todavía tan fácilmente aceptada cuando vivimos en una época de viajes espaciales y mapeos genéticos. Cuando uno piensa en lo avanzado de la tecnología moderna (y en la inteligencia y sabiduría que se requiere para haberla engendrado) es difícil entender cómo semejante mito ha podido sobrevivir en la mente de seres que han más que demostrado su capacidad de razonar.
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