En algunas ciudades de EEUU, como Madison, la cría comenzó clandestinamente, a través de grupos como The Chicken Underground. Cada vez son más las ciudades que se suman a la imparable tendencia, con ordenanzas que fijan un número máximo de gallinas por familia (el auténtico "paraíso" gallináceo es Albuquerque, hasta 15 polluelos por cabeza). El "lobby" de las gallinas, encabezado por la Yellow House Farm de Nueva Jersey, está intentando ahora seducir a la mismísima Michelle Obama para que incorpore unas cuantas "mascotas" ponedoras a su huerto.
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