¡Otra vez metiendo caña en el matrimonio civil, y, como casi siempre, en los demás. Nunca la actitud valiente de entonar el “mea culpa”. Éste sólo en la liturgia, y de manera formal. Pues bien, yo me autoacuso, y nos acuso, a los presbíteros y obispos, más a éstos que a aquellos, pues las normas no dependen de los curas, de hipocresía y de mal hacer en el caso de los matrimonios canónicos. Me explico: Que levante la mano el cura que pueda afirmar que ninguno de los matrimonios cuya boda presidió se ha separado, o divorciado por lo civil
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