Pasaban las 12 y a la sombra hacía fresco, así que me metí en un bar que había justo enfrente de esta entrada trasera del Congreso. Estando allí, entraron varios policías vestidos con esa equipación especial. A mi izquierda, dos de ellos pidieron un vino tinto cada uno. A mi derecha, otros tres pidieron cañas. Me sorprendió que pidieran una bebida alcohólica (independientemente de su graduación) ya que todos ellos llevaban su arma.
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