El problema es que muchos de los que suben acaban haciendo “toda clase de barbaridades: enfocan los faros de los coches a las cúpulas, traen unas linternas con una potencia que yo no he visto en mi vida, usan punteros láser u otros dispositivos similares, dejan los coches en los accesos del complejo que son para el uso del personal del observatorio, tienden colchonetas en los caminos internos del complejo... En fin, creo que la cosa se está yendo de las manos”.
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