Voy a contar una anécdota que vivimos mi mujer y yo al pasar un día por delante del museo de cera. Salía un grupo de unas quince personas y discutían si tenían tiempo o no de visitar el Prado. Quien parecía ser la cabecilla del grupo resolvió el problema diciendo:”nos da tiempo porque el Prado se ve enseguida, sólo hay cuadros”. Nos quedamos perplejos y a mi no se me ha quitado la perplejidad.
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