Documentos oficiales demuestran cómo un jovencísimo Villarejo, que ya era subinspector de Policía en 1975, cobró un premio en metálico de 25.000 pesetas y recibió una felicitación pública por participar en una operación en la que se torturó a los detenidos en la Dirección General de Seguridad. La operación contra el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) desarrollada en julio y agosto de 1975 llevó al paredón de fusilamiento a José Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz el 27 de septiembre de 1975.
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