Hace dos semanas, Juan Fernández se disponía a cerrar la estación de Cercanías de Alcorcón Central como cada día mientras su compañero acababa de desalojar los andenes. Cuando estaba a punto de bajar la verja, un encapuchado se abalanzó sobre él con una barra de hierro, le propinó varios golpes por todo el cuerpo, se subió a una furgoneta y se fue. Desde entonces, está de baja. El morado que todavía tiene en las costillas se ha sumado al histórico de agresiones: "Una muñeca rota, dos puñaladas, un botellazo, palos, tirarme por las escaleras..."
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