Los efectos de la paliza aún son visibles en su cara. Tiene los párpados hinchados, la nariz ensangrentada y el cuerpo molido a golpes. Jaime, nombre figurado del vigilante agredido el pasado domingo por más de 20 menas, se recupera poco a poco del ataque de la turba de adolescentes del centro de menores de Hortaleza.
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