Los bares de ocio nocturno se han acoplado a la normativa y miden la temperatura, toman los datos del cliente y controlan el aforo, pero denuncian que la gente sigue bebiendo en la calle. «La gente se burla de que pusiéramos tantas medidas de seguridad, tenemos control de entrada, de temperatura y aforo limitado con mascarilla, pero te dicen que vienen de otros sitios en los que no había nada y pasan de entrar», señala Barral, que asegura que el primer mal con el que tienen que luchar es contra la permisividad de beber en las plazas.
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