Era medianoche en Alhucemas, una de las ciudades más pobres y desfavorecidas de Marruecos. La policía había requisado, por enésima vez, la mercancía a un vendedor de pescado llamado Mouhcine Fikri. Llevaba media tonelada de pez espada. Los agentes cogieron sus cajas y las tiraron al camión de la basura. El chico, de 31 años, intentó recuperar su pescado. Trepó hasta el depósito del camión y se metió dentro. En ese momento, alguien accionó el mecanismo triturador antes de que el chico pudiese salir. Fikri murió triturado.
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