Miguel tiene una empresa dedicada al sector de la construcción. Hace unos seis meses, un abogado se presentó en sus instalaciones, que albergan a sus cerca de 250 empleados en un polígono industrial de los alrededores de Madrid, para hablarle de un tal GDPR y ofrecerle sus servicios para que la empresa estuviese dentro de la ley. Miguel no sabía qué era el GDPR ni si le afectaba, así que llamó a la Cámara de Comercio de Madrid, donde le confirmaron que sí, que por las características de la empresa sí debía adaptarse a dicha normativa.
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