Antes era un lujo. Ahora, todo menos eso. Las últimas semanas han puesto en evidencia lo débil de la posición de los pasajeros frente a un complejo sistema aeronáutico, sometido a tensiones a veces ingobernables por las autoridades, y que en minutos puede dejar a miles de viajeros literalmente tirados en cualquier lugar del mundo durante días. La crisis se nota y mucho en un segmento en el que el viajero de negocios, que es el que realmente paga dinero por su billete, ha optado por la videoconferencia o por el pasaje en clase turista.
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