Estadio Hampdem Park, Glasgow. 18 de mayo de 1960. Ha pasado más de una hora desde que el Real Madrid se proclamara campeón de Europa por quinta ocasión consecutiva. En las gradas aún quedan 40.000 de los 127.000 aficionados que abarrotaron este templo del fútbol, cuyo césped está ahora vacío. Atónitos y en silencio, se resisten a marcharse después de contemplar 'in situ' el considerado por muchos como el mejor partido de la historia y por todos como la mejor final de la Copa de Europa.
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