Haren, tenemos un problema—. Uno se imagina la llamada telefónica al cuartel central de la OTAN en el idílico barrio de Bruselas—. Erdogan acaba de decir que no. Fue el viernes 13 de mayo, apenas un día después de que Finlandia y Suecia dejaron entrever que podrían pedir el ingreso en la Alianza Atlántica, tras décadas de mantenerse fuera del bloque militar. Si Putin quería frenar la expansión de la OTAN invadiendo Ucrania, ha conseguido lo contrario: un proceso exprés de avanzar las fronteras atlánticas de golpe.
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