La distancia entre la gravedad del problema ecológico y su percepción ciudadana es uno de los abismos más desgarradores del siglo XXI. Un abismo que no es casual, sino que ha sido ideológicamente incentivado durante más de un cuarto de siglo. La Cumbre de la Tierra de 1992 inauguró una articulación sociedad-medio ambiente bajo el paraguas del concepto de desarrollo sostenible. Un concepto que nació explícitamente para sustituir una idea mucho más fundamentada científicamente, pero políticamente más peligrosa, la de los límites del crecimiento.
|
etiquetas: transición , energética , medio ambiente , ciudades