Estos días hemos sabido del surgimiento de una auténtica "franquicia hispánica" de los neonazis homófobos rusos, el autodenominado "movimiento pilla-pilla". Aquí me quiero ocupar de algunas razones de fondo por las que debemos rechazar este grupo y similares. Y de por qué debemos hacerlo sin paliativos, pseudo-justificaciones ni medio-simpatías: nos jugamos mucho más de lo que algunos quizá se vean tentados a pensar.
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