Quizás no sea exagerado sugerir que el envenenamiento de Navalny porta el aroma de una probable operación de falsa bandera o false flag, ejecutada por los Estados Unidos, en igualmente probable connivencia con elementos anti-rusos en Alemania. Moscú no contaba con motivos reales para ultimar a Navalny, mientras que la Casa Blanca ciertamente los tenía de sobra para poner fin al gasoducto Nord Stream 2.
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