Los vecinos del barrio de Villaverde, Madrid, denuncian que casas okupas están llenando las calles de chinches. Llevan meses luchando para desalojar un sótano en el que vive una familia de seis personas. Los propietarios alegan que este espacio no es habitable y que el comportamiento de los okupas es muy molesto y desagradable: “Esto es una vergüenza, hay veces que cuando giras la calle te viene un olor a la cara que es para vomitar”.
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