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Vayan reservando plaza en Fukushima

El propio gobierno va a organizar excursiones para los amantes del “turismo extremo”, y lo hace para recuperar la iniciativa, pues ya había turoperadores privados que montaban visitas por su cuenta y riesgo. Aunque aún no se conocen bien los efectos sobre la salud, sólo en el último año más de diez mil turistas han pagado 160 euros por un paseo que incluye una ruta por la ciudad abandonada, una comida en la cantina de la central, y el uso de un contador que mide la radiactividad

| etiquetas: turismo extremo , enriquecimiento , turismo nuclear

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