Si no se logra revertir, la población mundial podría caer por debajo de los dos mil millones en 200 años. En 1950, el promedio mundial para una mujer de 65 años era de 41 parientes vivos. En 2030, serán 25. Y será más probable que tenga abuelos y bisabuelos vivos que primos, sobrinos o nietos. En 1962, por cada pensionista había seis contribuyentes. A mediados de este siglo, habrá poco más de uno. Los nietos de los recién nacidos de hoy podrían experimentar un mundo en el que la humanidad se haya reducido significativamente.
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