Los valores registrados se han hundido en el pasado año, algo nunca visto desde que comenzó la crisis, alcanzando el 14,1% en el cuarto trimestre para la vivienda de segunda mano. La vivienda nueva aguanta mejor y cae un 8,4%. La brusca caída de los precios el pasado año sería el principio de la capitulación de las entidades financieras y el reconocimiento de que el sector está todavía muy lejos del ajuste. La burbuja inmobiliaria española ha sido, sin duda alguna, la mayor del mundo y la corrección aún está en su fase inicial.
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